Ella



Como luz negra Ella sólo brilla en la oscuridad. No hablo de tinieblas ni de demonios ni de fuego. Hablo de luz en la oscuridad. Resalta como un led blanco. Sin color o mejor dicho, todos los colores juntos.
Y brilla tanto, pero tanto que todos se vuelven a verla. Eso le encanta pero necesita sus caretas para que no la vean. Para que no la juzguen. Sólo la escuchen. La escuchen cantar y tocar. Y cantar y fluir y vibrar. Necesita sacar. Sacarse de sí. Salirse de sí.
Todavía no encuentra la forma de vivir todo el tiempo en oscuridad y brillar en el día, en la rutina.
La luz la deprime, la ataca, la juzga y la abruma. Con cada amanecer se siente perder. Perder su led.
Se queda en silencio su luz y brilla el color más feo que hay: verde manzana.
Nadie quiere ser verde manzana. Verde sí, siempre. Pero manzana, no. Fruta que de tan dulce que es hay que morderla, comer su jugo y tragar su pulpa.
Nadie quiere ser devorado pero a Ella la devora cada amanecer.
Al atardecer deja de ser fruta y vuelve a ser luz.
Se pone la cartera, la careta y sus aros de capucha.
Sólo en la oscuridad podría animarse a estar sin ellos.
Yo la conozco, la sé, es parte de mí y yo de Ella. Pero no soy Ella.
Le funciono de conciencia y de mitad de oración.
Para mi, Ella, es mi ciudad. El lugar donde vivo, donde soy. Donde sueño viajar. Con Ella.
Donde sea que Ella y yo estemos va a ser mi ciudad.
Varias veces se fue a darle ciudad a otras personas. Yo, extrañé mi ciudad pero encontré otros barrios.

Ella es el Monstruo del Lago Nesh.
Muchos dicen haberla visto, pero las fotos sólo son dibujos.
Nadie sabe cómo esh.